Desnudando a mi Hermanastra: Un Encuentro Erótico
29Mi pequeña hermanastra siempre ha sido un misterio para mí, pero en ese momento, mi curiosidad se convirtió en obsesión. Quería ver más allá de su inocente sonrisa y descubrir los secretos que escondía bajo su ropa. La habitación estaba en silencio, solo el sonido de nuestra respiración era audible. Me acerqué a ella, mi corazón latiendo con anticipación.
Con un movimiento suave, le quité la camisa, revelando sus tetas perfectas. Su piel era suave y delicada, invitándome a explorar cada centímetro. Mis manos se deslizaron sobre sus curvas, sintiendo el calor de su cuerpo. Ella no se resistió, al contrario, se dejó llevar por el deseo. La atmósfera estaba cargada de tensión sexual, y yo estaba a punto de explotar.
La miré a los ojos, y vi un reflejo de mi propio deseo. Sin palabras, sabíamos lo que íbamos a hacer. Empecé a acariciar sus tetas, sintiendo su suavidad y firmeza. Mi polla estaba dura, lista para explotar. La cogí con fuerza, follando su pecho con movimientos rápidos y profundos. Ella gimió de placer, su cuerpo temblando bajo mi toque.
El clímax llegó rápido, y yo me corrí sobre sus tetas, cubriéndolas de semen caliente. La sensación fue increíble, un orgasmo intenso que me dejó sin aliento. Mi hermanastra me miró, sonriendo, y yo supe que había descubierto un secreto que nunca olvidaría. Ese momento de pasión y deseo quedaría grabado en mi memoria para siempre.